El viernes pasado se produjo la quiebra del Silicon Valley Bank, la quiebra bancaria más importante en Estados Unidos desde el 2008 y una de las más importantes de su historia.
En el 2008 explotó la burbuja inmobiliaria que llevó a una de las crisis financieras más importantes a nivel mundial, similar por sus características a la de la Gran Depresión del 1929. Ambas se consideraron crisis sistémicas, pues ponían en peligro el sistema financiero internacional.
La Gran Depresión del 1929 terminó con la Segunda Guerra Mundial, cuyas consecuencias de destrucción hicieron que se “reseteara” la economía mundial y que comenzara un nuevo ciclo de crecimiento. En el artículo los ciclos económicos a largo plazo (ciclos de Kondratieff) intentamos describir estos ciclos y cómo las teorías de Kondratieff coinciden con lo acontecido en este último siglo económicamente hablando.
La crisis del 2008, al contrario de la del 1929, se afrontó con una colaboración inédita de los bancos centrales y los gobiernos de los distintos países involucrados, que desplegaron una serie de medidas para ayudar al sistema bancario. No es casualidad que la persona al frente de la FED durante la Gran Recesión (crisis del 2008) fuera Ben Bernanke, investigador especialista en la Gran Depresión del 1929. No se querían cometer los mismos errores que en el 29. A Ben Bernanke le fue otorgado el premio nobel de economía este año, seguramente como pago por sus servicios prestados.
Sin embargo, las medidas tomadas por los bancos centrales en el 2008 en adelante no fueron una solución definitiva a los problemas causados por la Gran Recesión, sino una “huida hacia adelante”. Las medidas implementadas por los bancos centrales fueron la bajada de los tipos de interés y la inyección de liquidez al sistema bancario a través de la compra de activos financieros (QE).
Estas medidas beneficiaron al sistema financiero internacional, pero no se podían mantener en el largo plazo. Se llamó “tapering” a la retirada paulatina de estas medidas para volver a una “normalidad monetaria”. Yanet Yellen, en su momento presidenta de la FED, intentó llevar a cabo este “tapering”, subiendo los tipos de interés, pero el mercado financiero reaccionó con el llamado “repocalipsis”, lo que le llevó a tener que volver a bajar los tipos de interés.
En esto llegó el Covid-19 y con él la inflación. Esto cambiaba el escenario macroeconómico internacional, ya que por primera vez aparecía dicha inflación. Para luchar contra ella hacía falta subir los tipos de interés y retirar el Q.E., y, por tanto, eliminar las medidas que se habían implementado para proteger al sistema financiero en 2008.
Y en esta situación se produce la quiebra del SVB. El sistema financiero internacional ha tenido distintas crisis recientemente que ha superado con éxito, como la crisis de pensiones en el Reino Unido, la crisis del Credit Suisse y ahora la del SVB. Puede ocurrir que sean pequeños avisos que no lleguen a nada serio.
Pero pueden producir también un pánico financiero que lleven a los depositantes de los bancos a retirar sus ahorros. El problema de las crisis financieras es el pánico que puede llegar a extenderse entre la población.
En el 2008 el mayor banco que quebró fue Lehman Brothers. Aunque fue un golpe muy duro, no llegó a extenderse el pánico porque los depositantes no eran ciudadanos de a pie sino grandes inversores, que perdieron su dinero, pero no pusieron en riesgo los depósitos de los ciudadanos.
Otro ejemplo de crisis financiera controlada fue la del Banco Popular en España. El banco quebró, pero sus depósitos fueron asumidos por el Banco de Santander, y ningún depositante del Banco Popular perdió su dinero. Es decir, en general, las crisis financieras son controlables siempre y cuando no se produzca un “corralito” que haga temer a la población por su dinero.
Las autoridades financieras de California han reaccionado con rapidez. Los depositantes tienen garantizados los depósitos hasta 250.000 dólares, aunque esto conlleva, claro, un coste económico. Los depósitos de mayor importe deberán esperar a la liquidación del banco.
Esto debería llevar a la tranquilidad a los depositantes de otros bancos similares, aunque el riesgo de que éstos quieran sacar el dinero de estos bancos siempre existe, lo que podría desatar un pánico financiero entre estos bancos de similares características.