A priori, todo hace pensar que las nuevas generaciones siempre vivirán mejor económicamente que las de sus padres, ya que la tecnología debe progresar y por tanto la productividad mejorar y debe haber más riqueza.
Sin embargo, Opportunity Insights, un proyecto de investigación de la Universidad de Harvard, afirma que “la perspectiva de los hijos de obtener un mejor sueldo que sus padres (…) cae desde aproximadamente un 90 por ciento para los nacidos en 1940 hasta más o menos un 50 por ciento para los que se incorporan hoy al mercado laboral” ¿Por qué ocurre esto?
En primer lugar, debemos tener en cuenta los ciclos económicos a largo plazo en la economía mundial. En el artículo de Los ciclos económicos a largo plazo (ciclos de Kondratieff) exponemos que hay cuatro fases en los ciclos económicos a largo plazo: primavera, verano, otoño e invierno.
En la primavera es cuando hay mayor crecimiento, en el verano se da un período de estanflación, en otoño la economía entra en un período de crecimiento relativamente bajo y en el invierno hay deflación, recesión y depresión.
Kondratieff basaba sus estudios en datos empíricos. La primavera coincidiría con la época después de la Segunda Guerra Mundial, el verano a partir de 1966, con una escasez de recursos, el otoño a partir de 1982, con menor crecimiento y el invierno a partir de los años 2000, con grandes recesiones.
Estos ciclos explicarían que los nacidos en 1940 tuvieran más posibilidades de mejorar a sus padres, pues estarían en el ciclo de la primavera. Los que se incorporan actualmente al mercado laboral estarían en el ciclo del invierno.
Otra de las razones que podrían explicar los resultados del estudio mencionado anteriormente es la creciente desigualdad que existe en países como los Estados Unidos.
Esta hace que un porcentaje elevado de ciudadanos no mejoren el nivel de vida de sus padres, mientras otros si lo hacen, con creces.
La razón de esta desigualdad en parte es por la disminución de la igualdad de oportunidades. Así, Joseph Stiglitz, en su libro “Capitalismo Progresista”, afirma que en Estados Unidos hay más probabilidades de tener una renta alta si tus padres la tenían, que si tienes un buen rendimiento en el colegio. Así, hace un comentario sarcástico, afirmando que la primera decisión que se debe tomar es elegir bien a tu padre.
Stiglitz también afirma que la igualdad económica, al contrario de lo que se piensa, es más eficaz económicamente, ya que, por ejemplo, hace que haya que gastar menos recursos en paliar dicha desigualdad.
Un tercer factor que puede explicar por qué las nuevas generaciones en el primer mundo vivirán peor que las anteriores es la globalización. Así, la mano de obra barata tiene que competir, debido a la deslocalización, con la mano de obra barata de países con menor coste, lo que puede llevarle a perder su puesto de trabajo, o a recibir salarios menores. Puede haber países ricos con población pobre.
Por supuesto, no hay que tener una actitud catastrofista. Kondratieff puede estar equivocado, y las crisis económicas del invierno pueden ser superadas y dar pie a un nuevo ciclo, donde se comenzará de nuevo con la primavera.
La desigualdad puede verse recuperada con las políticas correctas, sin olvidar que una cierta desigualdad siempre es positiva puesto que se debe premiar el esfuerzo.
Finalmente, la globalización, aunque pueda traer situaciones injustas, a la larga y globalmente es favorable al bienestar económico común.