En este artículo repasamos las razones por las que existe una guerra comercial entre EE.UU. y China y sugerimos cuáles son las alternativas a la misma.
Donald Trump
Una de las políticas del presidente de EE.UU., Donald Trump, tras su llegada a la Casablanca ha sido la de iniciar una guerra comercial con China. Ésta, argumenta Donald Trump, es debida a las condiciones injustas en las que compite China con EE.UU., que han llevado a que EE.UU. tenga un enorme déficit comercial con China.
En cierto modo se puede argumentar que EE.UU. ha perdido la batalla del libre comercio con China. China es más competitiva que EE.UU. Esto afecta sobre todo a la mano de obra barata estadounidense, que definitivamente no puede competir con la mano de obra barata China.
Libre Comercio
Las políticas comerciales de cada país van en función de sus intereses. Ningún país está a favor del libre comercio o de los aranceles porque sí. Cada país defiende lo que más le conviene a su economía. Donald Trump prometió defender al ciudadano medio americano, incluyendo a la mano de obra barata, y así lo está intentando hacer.
Sin embargo, el libre comercio implica una situación de ganar-ganar. Cuanto más libre comercio más riqueza para todos, mientras que las guerras comerciales perjudican, finalmente, a todos los países involucrados.
Liderazgo Económico
En el enfrentamiento entre EE.UU. y China no sólo está en juego el comercio, también está en juego el liderazgo de la economía mundial. EE.UU. es, sin duda, actualmente, el líder de las nuevas tecnologías, Empresas como Amazon, Microsoft o Google lideran esta nueva área de desarrollo.
Tan solo un país puede hacerle sombra a EE.UU. en este campo: China. Las empresas tecnológicas chinas compiten con vigor en esta área y en muchos casos lo hacen aplicando reglas comerciales injustas, como es el no respetar los derechos intelectuales.
No hay que olvidar, claro, que China es un país comunista, y que, aunque aplica normas capitalistas, el estado influye en la estrategia que deben seguir muchas de sus empresas. Es posible, por ejemplo, que el gobierno chino mantenga salarios bajos de sus ciudadanos para conseguir que sus empresas sean más competitivas internacionalmente. Hay, sin duda, también, una cuestión ideológica en el enfrentamiento entre EE.UU. y China.
Cooperación Económica

Sin embargo, no debemos dejar pasar que el hecho de que un país como China se desarrolle hasta el punto de poder llegar a ser líder de la economía mundial, es un hecho positivo del que todos deberíamos alegrarnos.
Volviendo al ejemplo de las empresas tecnológicas, ¿qué mejor que haya competencia?, que no sea Google el único buscador, sino que haya otro chino que ofrezca servicios similares. Esto favorece a todos. Del mismo modo, ¿qué mejor que otra plataforma de comercio que compita con Amazon y que impida que los precios de ésta se disparen?.
Que una nueva región se desarrolle es bueno para el mundo. De hecho, el resto de grandes regiones del mundo, como Latinoamérica, África subsahariana, el mundo árabe, deben aspirar a desarrollarse de igual manera, si bien este desarrollo pueda tardar en llegar.
Cuanto más desarrollado estén los países, mejor para todos, mayor riqueza, a través del comercio, para compartir. Del mismo modo se acaban con muchas desigualdades.
Es por ello, que China puede parecer una amenaza para ciertas empresas, pues significa una competencia difícil de superar, pero sin duda es beneficiosa para la riqueza mundial.
Ahora bien, las economías deben crecer con equilibrio económico. Una mano de obra china demasiado barata puede desequilibrar las economías mundiales, por lo que quizás es buena idea rehacer las normas de comercio internacional, para conseguir el anhelado crecimiento justo y equilibrado.