La llegada de la inflación a la economía mundial, después de años de temor a la deflación, ha traído un escenario económico totalmente diferente, con el cambio forzado de la política monetaria de los bancos centrales, obligados a subir los tipos de interés para contenerla.
Una de las razones del incremento de los precios ha sido el incremento del coste de la energía. La economía mejora año a año con sus avances tecnológicos y de gestión, pero los recursos naturales son los que son y en este año se ha demostrado que el valor de los mismos era mayor de lo que se consideraba hasta ahora.
Así ha ocurrido con Alemania, que por primera vez ha tenido un déficit comercial, cuando tradicionalmente había tenido superávit. Su industria transformadora tiene que pagar más por la energía que normalmente utilizaba para funcionar.
El cambio climático también ha influido en este aumento del coste de la energía, con temperaturas cada vez más extremas. Así como el coste asociado al cambio a energías renovables. Los países en posesión de recursos energéticos han pasado a tener una mayor importancia en el esquema global de la economía.
Otro punto débil de la economía global es el sistema financiero. A pesar de que ya hace bastantes años de la crisis del 2008, muchas de sus causas siguen vigentes, como es el elevado endeudamiento global.
La crisis del 2008 fue una crisis de deuda donde los deudores no podían pagar a los acreedores, principalmente en el sector inmobiliario, sector de la economía que mas endeudamiento arrastra, pues la mayoría de los consumidores que quieren comprar una casa se han de hipotecar.
La deuda privada ha bajado, pero ha sido sustituida por deuda pública. Esta deuda, en Europa, por ejemplo, produjo una crisis que tuvo que ser salvada por la intervención del banco central, comprando deuda. Esta deuda sigue en los balances del Banco Central, incrementada también por la deuda emitida para hacer frente a la pandemia.
Esto es un riesgo, pues si bien a esta deuda no se le puede atribuir la llegada de la inflación, este desorden monetario puede tener consecuencias insospechadas.
La subida de los tipos de interés puede producir una serie de impagos que arrastren al sistema financiero a una situación de precariedad.
El punto fuerte, sin embargo, de la economía mundial es la mejora tecnológica y de gestión de las grandes empresas multinacionales. Las nuevas tecnologías siguen conquistando terreno y ofreciendo unos servicios cada vez más eficientes.
La globalización ha sufrido un revés tras la pandemia, ya que se ha visto la fragilidad del sistema si algo inesperado ocurre. Pero las empresas han desarrollado tecnologías que les ha permitido adaptarse a un entorno más difícil.
La mayor debilidad de la economía, sin embargo, son los vientos bélicos que cada vez soplan con más fuerza. La guerra de Ucrania ha hecho que el mundo se polarice en mayor medida y que las posibilidades de un enfrentamiento global aumenten.
Hay dos puntos de vista en la economía, el catastrofista, que ve una crisis siempre acechando, y el ingenuo, que piensa que todo se solucionará por sí mismo. Es difícil saber qué ocurrirá en la economía actualmente, cual de los dos bandos tendrá razón, o si un punto intermedio será el que se lleve el gato al agua. En cualquier caso, lo que ocurra con la inflación, si será temporal o estructural tendrá mucho que ver.