En este artículo hacemos un repaso de distintas crisis económicas y su relación con burbujas especulativas.
El origen de las crisis financieras
Cuando una economía crece a un ritmo alto, genera excedentes de capital, que a su vez se reinvierten en la economía para seguir generando crecimiento. Sin embargo, cuando este crecimiento no es lo suficientemente alto, estos excedentes de capital pueden crear burbujas, principalmente inmobiliarias, que pueden crear crisis financieras.
Antonio Daher, en su artículo “El sector inmobiliario y las crisis económicas” hace un recorrido por las distintas crisis que ha habido a lo largo de la historia y su influencia en el sector inmobiliario y otros sectores.
Algunas de las crisis económico-financieras más conocidas
La crisis de 1873 es interesante porque las grandes indemnizaciones que Francia pagó a Alemania tras la guerra franco-prusiana hicieron que hubiera un boom especulativo en el sector inmobiliario alemán y austriaco. Además, la crisis de 1873 en EE.UU. se relaciona con un incremento de la construcción y de la vivienda.
La crisis de 1907 en Estados unidos se originó después de que hubiera un boom especulativo asociado a las acciones y al sector inmobiliario.
Antes de la gran depresión de los años treinta, “se desató un falso optimismo, bancos que aconsejaban inversiones desproporcionadas, una burbuja inmobiliaria seguida de una burbuja en el mercado de acciones”. Según Robert Schiller, “la última gran crisis de la vivienda en Estados unidos se inició entre 1925 y 1933. Los precios de las casas cayeron un treinta por ciento en ese intervalo”.
Más recientemente en Japón, en la década de los 80, se produjo un efecto parecido. “Hubo una manía especulativa sin precedentes arraigada en los valores y el sector inmobiliario. El precio de los inmuebles casi se duplicó”. Para Japón esa década se consideró como una Década Perdida, ya que prácticamente no hubo crecimiento económico y el país no volvió a crecer como lo había hecho anteriormente.
Y, por supuesto, llegamos a la crisis de 2008, la crisis inmobiliaria más grande de la historia. Es interesante coger el ejemplo de España, una de las cuatro economías mundiales más afectadas por esta crisis inmobiliaria.
Grandes cantidades de capitales fluyeron del norte de Europa a España, gracias en parte a compartir la misma moneda, dinero que, canalizado a través de los bancos, fluyó en forma de crédito al sector de la vivienda. Los precios de la vivienda subieron, provocando una burbuja especulativa, que cuando estalló produjo la caída de precios de la vivienda y una crisis económica que, de no ser por la intervención de los bancos centrales, podría haber llevado a un colapso financiero global.
Por tanto, podemos concluir que lo que está ocurriendo actualmente no es si no una repetición, a gran escala, de lo que ha venido ocurriendo a lo largo de la historia.
La actualidad económica global
Es el fallo del capitalismo: morir de éxito. Tanto es el crecimiento que se generan excedentes de capital que la maquinaria económica no puede absorber, generando todo tipo de burbujas.
Para el ciudadano de a pie, uno de los problemas que se generan es la dificultad para acceder a la vivienda. Los precios son más altos, tanto para la adquisición como para el alquiler.
La diferencia de la crisis actual con la de las habidas a lo largo de la historia, es la intervención coordinada de los bancos centrales y de los gobiernos frente a la crisis. En el pasado, muchas de las crisis se resolvían a través de una guerra (Gran Depresión del 29 – Segunda Guerra Mundial) que significaba hacer tabla rasa y comenzar un nuevo ciclo económico.
En este caso, este escenario no parece viable. Y, por eso, será apasionante ver cómo se resuelve la situación actual, con la política monetaria expansiva de los bancos centrales llegando a su fin, o prolongándose indefinidamente.