Comunismo vs Capitalismo ¿Cuál es mejor? ¿Cuál es el más efectivo? ¿Y qué hay de la unión de ambos?
En el desarrollo de los sistemas filosóficos, cuando se presenta una tesis, otra parte se puede oponer a ésta a través de la antítesis, hasta que finalmente se llega a la síntesis, que supera tanto a la tesis como a la antítesis. Esto es conocido como la triada dialéctica.
¿Es el comunismo la antítesis del capitalismo? ¿Es el sistema económico vigente en la mayoría de países hoy en día una síntesis de ambos? Si repasamos las características fundamentales de los dos sistemas, podremos observar que vivimos en sistemas que son mezcla del comunismo y del capitalismo, y que, en cierto modo, mejoran a cada uno de ellos.
Comunismo vs Capitalismo

El comunismo utiliza la planificación centralizada de la economía y el capitalismo la libertad de mercado.
La principal diferencia ideológica entre el comunismo y el capitalismo es que el comunismo se basa en el principio de “a cada uno según sus necesidades y de cada uno según sus capacidades”. Es decir, asume una solidaridad extrema en sus planteamientos.
El capitalismo, por el contrario, defiende que cada uno debe recibir económicamente según sus capacidades y esfuerzo, asumiendo que habrá desigualdades económicas.
Principales diferencias
El capitalismo está basado en la propiedad privada, el comunismo, por el contrario, tiene su base en la propiedad pública. La ventaja de la propiedad privada, en principio, es su mayor eficacia. El egoísmo de los ciudadanos al cuidar de sus propiedades, hace que repercuta en el bien común. Se sigue el concepto de la mano invisible de Adam Smith. La eficiencia del comunismo, sin embargo, sería menor, pues, se podría decir que “lo que es de todos no es de nadie”.
La desventaja, sin embargo, de la propiedad privada, radica en el hecho de que un gran poder económico puede recaer en unas pocas manos, cuyos intereses pueden no coincidir con los intereses de la comunidad, pudiéndose tomar decisiones que no favorezcan a la ciudadanía.
El capitalismo está basado en la propiedad privada, el comunismo, por el contrario, tiene su base en la propiedad pública.
A la hora de elegir entre estas dos opciones, propiedad privada y propiedad pública, se podría, como se hace en muchos países, promover la propiedad pública en ciertos sectores estratégicos de la economía, como el agua, la electricidad o empresas vinculadas a la seguridad. En estos casos, se deberían asumir criterios de gestión basados en la eficiencia. También, en ocasiones, se legisla en estos sectores, manteniendo la propiedad privada, forzando a las empresas a cumplir ciertas obligaciones, como atender zonas geográficas dispersas, aunque no sean rentables

La iniciativa privada para crear empresas es también característica del capitalismo. Sin embargo, en ciertas economías, esta iniciativa privada no es suficiente para desarrollar algunas actividades. Así, por ejemplo, las grandes empresas industriales en España, en los años 60, fueron creadas a través del INI, es decir, de la iniciativa pública.
La administración del estado es, en casi todos los países, iniciativa pública. Ésta, en algunos casos, es menos eficaz que el sector privado. Para evitar esta ineficiencia se deberían introducir criterios de gestión privada, donde se exigiesen resultados como si de una empresa privada se tratase. En algunos sectores es también típica la mezcla de la propiedad privada y la pública, como la sanidad.
El capitalismo y el comunismo también se diferencian en que el comunismo utiliza la planificación centralizada de la economía y el capitalismo la libertad de mercado. El mercado, en general, es visto como la forma más eficiente de asignar los recursos, pero también puede llevar a abusos si no existe una verdadera competencia. El estado debe, pues, intervenir si se considera que existe un abuso por parte de algunos de los actores de un mercado en concreto.
Hablemos de la actualidad
Los sistemas actuales, además, también utilizan la planificación centralizada en los presupuestos generales del estado. En éstos se decide centralizadamente en qué se debe utilizar un porcentaje muy importante de los recursos de la economía.
Por último, hay que considerar la diferencia entre el capitalismo y el comunismo en la redistribución de la riqueza. En un capitalismo puro, no debería haber una redistribución de la misma, puesto que cada uno recibe lo que ingresa según su esfuerzo y capacidad. En el comunismo, la distribución de la riqueza debe ser total. En los sistemas actuales existe un punto intermedio, ya que los sistemas de impuestos son redistributivos (los que más ganan más pagan) y los sistemas de pensiones también lo son (personas que menos han cotizado a la seguridad social reciben más de lo pagado).
Además, en los sistemas actuales, existen transferencias directas, como lo son los subsidios de desempleo o las pensiones no contributivas, que también son redistributivas. La sanidad también es redistributiva, pues, el mismo servicio para todos, es sustentado por impuestos donde unos pagan más que otros.
En un capitalismo puro, cada uno recibe lo que ingresa según su
esfuerzo y capacidad. En el comunismo, la distribución de la riqueza
debe ser total.
En definitiva, se puede afirmar que vivimos “de facto” en un sistema ecléctico del sistema comunista y del capitalista, y que, por tanto, es una síntesis de ambos. Cuánto de uno y de otro debe haber dependerá de las circunstancias de cada economía, pero siempre se ha de intentar obtener lo mejor de cada uno para alcanzar el resultado más favorable, que combine las dos variables fundamentales, la eficacia y la solidaridad.