Como el mes pasado, intentamos hacer un resumen de la actualidad de la economía mundial, intentando vislumbrar lo acontecido hasta ahora y adentrándonos con mucha prudencia en lo que podría ser el intento de descubrir lo que pasará.
Durante la pandemia se generó el debate de cómo podría ser la recuperación económica después de la superación de dicha pandemia. Surgieron varios modelos en forma de L,V, W e incluso el símbolo de Nike. Se puede afirmar que finalmente la recuperación económica ha venido en forma de barco: \___/
Esta recuperación tan rápida después de un largo tiempo de inactividad está generando bastantes problemas debido al desajuste que se ha producido en la economía mundial.
En primer lugar, existen cuellos de botella en el transporte internacional, donde el coste del transporte por contenedores ha llegado a multiplicarse por diez. Es de destacar, también, la crisis de microchips, que afecta a diversas industrias, que sufren su desabastecimiento. Este asunto puede conllevar tensiones geopolíticas entre China y el resto del mundo, a cuenta de Taiwán, ya que este último es el principal productor de microchips.
A esta situación, se ha sumado la crisis energética que azota al planeta. El cambio climático ha generado temperaturas extremas que han influido en el mayor consumo de energía. En el intento por luchar contra este cambio climático, la idea de reducir las emisiones de carbono ha generado también tensiones, subiendo el coste de la energía.
El petróleo sigue con su ascenso imparable, y las reservas de gas natural son escasas en algunas regiones como Europa. Esto hace pensar que si se da un invierno frío, puede incluso llegar a haber desabastecimiento en sitios donde la población no está acostumbrada a este tipo de situaciones.
En cuanto al punto de vista monetario, parece cada vez más cerca el tapering (retirada progresiva de los estímulos monetarios por parte de los bancos centrales), la alta inflación presiona en este sentido.
Estas tres situaciones que hemos comentado se retroalimentan. La prueba de ello es la electricidad. El alto precio del gas natural a nivel internacional genera un aumento de la inflación que presiona a los bancos centrales.
Una subida de los tipos de interés (parte del tapering) podría tener también efectos muy negativos para la población y para los estados, pues la deuda es muy elevada y el pago de la misma generaría tensiones que podrían llevar a impagos.
Es de destacar, de manera particular, la situación del Reino Unido, donde además de todas las circunstancias que hasta ahora hemos descrito, se sufren las consecuencias de un Brexit duro.
Como puede verse la situación no es muy halagüeña. Sin embargo, no se ha de olvidar que la economía mundial se está acoplando a una nueva situación surgida de una de las peores pandemias vividas por la humanidad.
En este sentido, pensamos, en Verdad Económica, que un ajuste de la economía es posible, pero que tras la crisis habrá perdedores y vencedores de la misma, en función de como se hayan posicionado con anterioridad.
La globalización puede que sea uno de los perdedores debido al alto coste del transporte y a que los gobiernos se habrán dado cuenta del peligro de depender de otros países en bienes básicos.
Las nuevas tecnologías también habrán perdido peso. Los Estados Unidos de América, muy volcados en este sector, pudieran comprobar como sus esfuerzos por desarrollar esta industria les ha hecho abandonas otras de carácter básico que les hace muy dependientes de China.
Aquellos sectores económicos que generen más valor, como el alimentario y de materias primas, ganarán peso en la economía postpandemia.
En definitiva, estamos viviendo un momento de crisis, entendiendo esta no como desastre, sino como cambio, del que, creemos, se redefinirán los aspectos fundamentales de la economía mundial.