La crisis de los tulipanes, que se produjo en los Países Bajos en el siglo XVII, es uno de los primeros fenómenos especulativos de masas de los que se tiene noticia. En aquel momento se produjo un gran auge comercial de los Países Bajos y un incremento del gusto por las flores. Esto hizo que grandes cantidades de dinero se invirtieran en el mercado de los tulipanes, que por efecto de oferta y demanda incrementaron sus precios, que finalmente colapsaron, llevando a la ruina a muchos inversores.
Después de la Guerra franco-prusiana, en 1871, Francia fue obligada a pagar a Alemania una indemnización de guerra de 5 millardos de francos de oro en 5 años. Curiosamente en los años posteriores la economía francesa mostro un cierto dinamismo, mientras que en la prusiana se desató una ola de especulación que llevó a la caída de la bolsa de Viena en 1873 que provocó un caos financiero que se extendió, junto con el pánico de 1873 en Estados Unidos, por todo el mundo.
La corriente especulativa de las empresas vinculadas a internet entre 1997 y 2001, se produjo por la fuerte inversión en estas empresas debido a sus altas expectativas de crecimiento. El estallido de dicha burbuja marcó el principio de una relativamente suave pero larga recesión en los países occidentales.
Como se puede ver, todas las burbujas financieras tienen factores en común, pero el principal es que debe haber una gran cantidad de dinero que entre en el mercado en cuestión. Por decirlo de una manera muy gráfica, en los países pobres no se producen burbujas financieras.
Por ello se puede afirmar que las burbujas financieras se producen por un exceso de dinero. Los holandeses del siglo XVII probablemente no tenían en qué invertir los excedentes comerciales que conseguían, y los utilizaban para comprar tulipanes.
Del mismo modo, los prusianos no tenían qué hacer con esas enormes indemnizaciones de guerra que recibieron, lo que llevó a especulaciones en la bolsa y en el sector inmobiliario. Es decir, a una inflación de activos.
Hoy en día, la gran burbuja financiera se produjo en el 2008: la burbuja inmobiliaria. De nuevo grandes excedentes de dinero, acumulados tras años de crecimiento y prosperidad económica, se invirtieron en mercados que buscaban un retorno especulativo y no productivo, lo que trajo consecuencias que son ampliamente conocidas.
La característica de la burbuja del 2008 es que fue sistémica, es decir, que podía hacer quebrar al sistema financiero. Era una burbuja generalizada que afectaba a amplias capas de la población, sobre todo al entrar en el sector inmobiliario, y, además, se transformó en una crisis de deuda, ya que muchos ciudadanos pidieron préstamos (hipotecas) para comprar activos (casas) que luego bajaron repentinamente de valor.
Para evitar burbujas financieras en el futuro, una de las soluciones parecería ser no dejar al mercado actuar libremente en estos casos, pues tiene consecuencias negativas, sino establecer unas normas en el mercado que eviten esa especulación. Por ejemplo, si el gobierno de los Países Bajos hubiera puesto un impuesto a los tulipanes, este mercado hubiera sido menos atractivo a la inversión y, además, la recaudación del estado hubiera crecido.
Evidentemente la situación del 2008 era más compleja, y el mercado inmobiliario ya tenía muchos impuestos, pero lo que está claro es que dejar al mercado actuar libremente llevó a una situación que muy cerca estuvo de llevar a todo el sistema a la quiebra.