Por crisis sistémicas se entienden aquellas que pueden llevar a la quiebra del sistema, trayendo como consecuencia el caos. La principal semejanza de la Gran Depresión del 1929 y de la Gran Recesión del 2008 es que ambas atacaron la esencia misma del sistema, poniendo en peligro su funcionamiento.
El nombre de ambas crisis es muy similar no por casualidad. Las similitudes no se paran en que ambas fueran sistémicas, también siguieron fases muy similares: periodo previo de crecimiento, burbuja financiera, crac financiero, recesión/depresión.
En la Gran Depresión el crecimiento inicial se produjo durante los felices años veinte. Este crecimiento de varios años hizo que se acumulase capital, el cual hizo que se pasase a la siguiente fase donde se generaron las burbujas financieras: la bolsa norteamericana creció de manera exponencial.
Esta burbuja finalmente estalló cuando se produjo el crac del 29, que fue la más devastadora caída del mercado de valores en la historia de la bolsa de Estados Unidos. A partir de entonces se llegó a la depresión con fuertes caídas del PIB. El gobierno norteamericano reaccionó, implementando políticas Keynesianas a través del New Deal, tratando de reanimar la economía. Internacionalmente la crisis se extendió, y la mayoría de países reaccionaron con guerras de divisas y aranceles entre ellos.
El crecimiento inicial de la Gran Depresión de 1929 se produjo durante los felices años 20, el capital se acumulaba y dió lugar a las burbujas financieras.
Finalmente, existe un consenso de que no fue hasta el estallido de la Segunda Guerra Mundial que la crisis terminó. En cierto modo, la llegada de regímenes totalitarios en Europa, como por ejemplo Alemania, se vio impulsada por esta crisis. La guerra significó una manera de empezar de nuevo.
Como se ha indicado anteriormente, la Gran Recesión del 2008 tuvo unas fases muy similares. En primer lugar hubo una fase de crecimiento. España, por ejemplo, creció durante los diez años previos a la crisis, con la excepción de 2002, por encima del 3%.
Debido a este crecimiento y al subsiguiente exceso de capital, se generaron dos burbujas: la de las empresas puntocom y la burbuja inmobiliaria. En la burbuja puntocom, el índice Nasdaq llegó en el 2000 a cotizar sobre los 5000 puntos. Esta burbuja estalló, y en 2002 su valor era de aproximadamente 1300 puntos.
Más grande fue la burbuja inmobiliaria que comenzó con la crisis de las hipotecas subprime en Estados Unidos y que se extendió internacionalmente. El crac tuvo como uno de los protagonistas a Lehman Brothers, que produjo la mayor quiebra de la historia de los Estados Unidos.
La gran recesión que tuvo lugar a partir de 2008 tuvo un fuerte impacto a nivel mundial. En España, por ejemplo, el desempleo, que marcaba un mínimo histórico durante la primavera de 2007, con 1,76 millones de personas, pasó a registrar un máximo histórico en 2013, con más de 6,2 millones de parados.
Los gobiernos reaccionaron, pero en esta ocasión, al contrario que en la crisis del 1929, se buscó la cooperación y los bancos centrales intervinieron la economía para frenar un crac generalizado. Se bajaron los tipos de interés y se realizaron inyecciones de dinero como no se habían visto hasta entonces.
Esta intervención paró la hemorragia pero no curó la herida. Se pasó a un periodo de anormalidad monetaria, donde uno de los problemas potenciales era el potencial surgimiento de la deflación.
La primera lección que se puede extraer de las similitudes de la Gran Depresión y la Gran Recesión es que en la economía, como a veces también en la psicología, una euforia excesiva puede llevar a la depresión. Los momentos de euforia económica deben ser frenados para evitar parones económicos posteriores de envergadura.
En la economía, como a veces pasa también en la psicología, una euforia excesiva puede llevar a la depresión.
Otro punto importante es darse cuenta de que aún no hemos salido de la crisis, a pesar de haber pasado ya más de diez años desde el 2008. La situación financiera del planeta no es normal, con tipos de interés rondando el 0%. Estamos inmersos en una situación novedosa, donde nadie sabe lo que puede pasar.
Además, viviendo actualmente la crisis económica provocada por el covid-19, hay que decir que ésta llega en el peor momento posible, pues, como se indica anteriormente, aún no habíamos terminado de salir de la Gran Recesión del 2008.
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