Un poco de historia China
Los jesuitas llegaron por primera vez a China en el año 1582. Proporcionaron a Europa el primer informe moderno del Imperio Chino. En 1816, Napoleón Bonaparte dijo: “China es un gigante dormido. Dejadlo dormir porque, cuando despierte, el mundo se sacudirá”.
Mao Zedong fue el fundador del Partido Comunista de China, venciendo a Chiang Kai-Shek en la revolución china de 1949 y proclamando una nueva república bajo un régimen de “dictadura democrática popular”. Mao asumió los planteamientos del marxismo-leninismo.
Deng Xiaoping, tras la muerte de Mao en 1976, ascendió gradualmente al poder supremo y condujo a China a través de una serie de reformas de mercado, lo que le valió la reputación de “Arquitecto de la China Moderna”.
Actualidad de la economía China
Sin ninguna duda, por la importancia de la economía China en el momento actual, se puede decir que el gigante ha despertado. China es la segunda economía del mundo, es el mayor exportador mundial y es el segundo mayor importador del mundo.
El saldo positivo de la balanza comercial de China en 2020 alcanzó los 535.030 millones de dólares, la cifra más alta desde 2015, a pesar del impacto en el comercio mundial de la pandemia del covid-19 y de las tensiones comerciales, lo que refuerza la posición del gigante asiático para ser la única gran economía con crecimiento positivo en 2020.
Estados Unidos es el principal socio comercial del país, el superávit comercial de China en 2019 con Estados Unidos fue de 295.800 millones de USD, tras un récord histórico de 323.300 millones USD en 2018.
Sin embargo, la economía china tiene ciertos desequilibrios que la hacen vulnerable, sobre todo en los momentos actuales debido a la crisis de transporte internacional, materias primas y de energía.
Como muestran los datos, la economía china está muy dirigida a la exportación. Un descenso del comercio internacional, o un incremento del coste del mismo, podría tener una repercusión muy negativa en la misma. Así, en julio de 2021, los envíos marítimos desde China a Europa se habían encarecido un 684% con respecto a enero de 2020.
El crecimiento de China está muy sesgado hacia la industria pesada, lo que implica un elevado consumo de materias primas y de energía. Así, mientras que el PIB de China representó un 11,7% del total mundial en 2008, su consumo energético alcanzó el 17,1% del total.
Esta dependencia china de la energía, sobre todo de los combustibles fósiles, dañará a la economía china teniendo en cuenta que, en los últimos doce meses, el precio del barril del petróleo de la OPEP ha aumentado un 93,57 %.
La economía China también tiene “preocupaciones alimentarias”. El analista ambiental estadounidense Lester Brown, en 1994, se preguntó cómo China podría alimentar, con el 7% de la tierra cultivable del mundo, al 20% de la población del mundo. Además, con una creciente demanda de carne y lácteos.
Así, debido a la falta de materias primas, el Gobierno de China, ante los temores de un posible desabastecimiento en los próximos meses ha alentado a sus ciudadanos a que almacenen reservas de cara a posibles emergencias.
El régimen comunista chino ejerce un férreo control sobre la población, sin embargo, si las condiciones económicas empeoran, como hemos señalado, no son descartables las protestas ciudadanas del estilo de las acaecidas en la plaza de Tiananmen.
La situación económica mundial se encuentra en un momento de tensión debido a los desequilibrios producidos, entre otros factores, por la pandemia del COVID-19. China no es ajena a esta situación y, debido a las características particulares de su economía, podría verse afectada de manera particular.