Dado que el hiperconsumo y la obsolescencia programada son insostenibles, Internet se establece como la plataforma que redefine la manera tradicional de compartir, intercambiar, alquilar y regalar dentro de las comunidades. Pues nos abre las puertas a la posibilidad de realizar intercambios entre una mayor cantidad de posibles interesados en nuestra oferta.
Economía Colaborativa ¿el mejor futuro?
La Economía Colaborativa se centra en el intercambio de bienes y servicios ya adquiridos pero que están sin utilizar o que tienen poco uso a cambio de una compensación pactada entre particulares. El consumo colaborativo beneficia a toda la sociedad ya que promueve la utilización de productos hasta el final de su vida útil. Frente al consumo tradicional que los desecha antes.
Además de las redes sociales, las aplicaciones móviles (apps) y los foros, han surgido plataformas con ánimo de lucro que gestionan este servicio. Ven el consumo colaborativo como una oportunidad de negocio. Donde la platafoma o empresa, hace de mediadora y punto de encuentro entre la oferta y la demanda entre personas que aprovechan su bajo costo e inmediatez.
AirBNB, Couchsurfing, Uber, Wallapop… son plataformas que están aprovechando las ventajas de la tecnología para ofrecer esto. Se redefine entonces la manera tradicional de intercambiar cosas entre personas pero a través del mundo digital. Los usuarios buscan, comparten, intercambian, prestan, alquilan o regalan cosas por internet. Y después de haber pactado la transacción de forma virtual, el intercambio es realizado personalmente o enviado por mensajería.
¿Qué métodos de consumo colaborativo existen?
- Basado en productos: consiste en utilizar y disfrutar de un producto sin la necesidad de comprarlo.
Por ejemplo mediante el uso compartido de vehículos y bicicletas de personas apuntadas en plataformas como BlaBlaCar en la que podemos compartir un mismo trayecto de viaje con alguien que ofrece un asiento. Ahorrando gastos y aprovechando el viaje. - Redistribución en mercados: Son mercadillos de segunda mano pero en internet. Por ejemplo eBay (para todo tipo de productos) o Vinted (para ropa). Donde los usuarios suben imágenes y descripciones de sus artículos en venta y otros usuarios interesados se informan para compralos. Se trata de redistribuir los bienes que ya no necesitamos o queremos en el medio digital.
- Estilo de vida: también existen plataformas de intercambio de bienes no tangibles como habilidades, espacio, bancos de tiempo o conocimiento (Wikipedia), trabajos de huertos compartidos o intercambio de dinero en sí. Las personas con estos intereses comunes allí los intercambian.
Ventajas e inconvenientes
El consumo colaborativo supone:
- Ahorro para el consumidor: pues los precios son más económicos que en el mercado de los productos nuevos.
- Desarrollo sostenible: se promueve la reutilización de productos de segunda mano, alargando su vida útil y evitando el derroche de recursos y contaminación.
Por el contrario:
- No existe una regulación legal adecuada y el consumidor no está protegido: en caso de problemas o engaños en la compraventa, el usuario final está desprotegido ya que las empresas que gestionan estas plataformas simplemente hacen de intermediarios.
- Competencia desleal: Estas nuevas «empresas» no son tradicionales ni están constituídas legalmente y surgen polémicas como la de los hoteleros contra AirBNB o la de Uber y los taxistas.
- Falsos autónomos: es posible que si hay empleados estén sin dar de alta debido a la inexistencia de regulación para evitar el pago de impuestos y con ello está la desprotección de los trabajadores.
El consumo colaborativo ha venido para quedarse y debemos mirar al futuro de los negocios digitales también. Desde el punto de vista económico, social y cultural el surgimiento era invevitable y no hay que frenarlo pero sí darle una estructuración.
La economía colaborativa generalmente es efectuada por las personas de forma puntual cuando quieren vender algo pero surgen otras posibilidades que hay que controlar para que no llegue a ser abusivo.