Charlamos con Gregorio Bustos sobre distintos temas de economía, como el sector automovilístico, el vitivinícola o el de la consultoría a administraciones públicas, sectores en los que atesora experiencia afianzada por su formación en Harvard.
Tras veinte años de experiencia en el sector automovilístico, ¿Cómo lo ves a nivel internacional? ¿Qué retos tiene España en este campo?
El sector automovilístico tiene un peso muy considerable en la economía de nuestro país. Junto a la industria auxiliar representa casi un 10% del PIB. Casi todos los grandes fabricantes tienen presencia en España desde los años 60 y 70. Ciudades como Vitoria, Vigo, o Valladolid saben muy bien lo que significa la presencia de estas fábricas de coches durante tanto tiempo. Entre otros, la posibilidad de tener un trabajo seguro que les permita poder afrontar una vida laboral estable.
A nivel internacional, la industria de automoción se encuentra en plena disrupción. El desarrollo del coche eléctrico, es el gran reto al que se enfrenta la industria. El coche eléctrico supone un cambio decisivo en la estrategia de fabricación. El motor de combustión, que hasta ahora ha sido la diferenciación principal de las marcas, desaparece y se introduce una nueva tecnología, el motor eléctrico, que para muchos fabricantes no es su mayor ventaja competitiva. Además, un coche eléctrico es más sencillo en cuanto a su mecánica, y por lo tanto el mercado de postventa también debe reinventarse.
Como comentaba antes, la economía española depende en gran parte de la industria de automoción. Ha habido oportunidades estratégicas muy importantes, como poder ser la sede de las fábricas de Tesla en Europa, en donde no se ha sabido ser lo suficientemente convincente. La nueva fábrica de Tesla ha acabado en Berlín, en un movimiento estratégico de máximo nivel jugado por las autoridades alemanas.
España lleva mucho retraso en la adaptación de infraestructuras para el coche eléctrico, y no es capaz de generar empresas de alto valor en los campos de futuro de la industria de automoción, por ejemplo, en el desarrollo del coche autónomo o infraestructuras inteligentes. España tiene un problema estructural en su modelo económico, y demuestra desde hace décadas una falta clara de visión global y estratégica en temas punteros.
A nivel internacional, la industria de automoción se encuentra en plena disrupción. El desarrollo del coche eléctrico, es el gran reto al que se enfrenta la industria.
La política industrial es parte fundamental de la economía, y debe ser priorizada y estar centralizada para poder tener la suficiente masa crítica. Si no se crean campeones nacionales en industrias punteras, la economía no crecerá lo suficiente y se seguirá compitiendo basándose en el factor coste. Como consecuencia de dicho modelo, la formación puntera de nuestros jóvenes no puede ser absorbida por dicho modelo. España tiene un grave desequilibrio entre la alta formación de su fuerza productiva y la falta de empresas que puedan absorber dicha formación.
¿Cuáles son los puntos fuertes de tener una formación de postgrado en Harvard en la Kennedy?
Harvard tiene una visión de la educación muy puntera y disruptiva. El conocimiento se comparte, se contrasta, se mejora. Harvard cuida mucho tener profesores y alumnos que aportan novedad e ideas nuevas; muchos están en lo que se conoce como la frontera del conocimiento, los que más saben de ciertos temas, y van a Harvard a exponer sus ideas, sus proyectos, sus dudas.
La Kennedy School, la escuela de gobierno de Harvard, es el centro neurálgico de las políticas y líderes públicos de todo el mundo. Todos los días hay conferencias de líderes políticos mundiales que comparten sus experiencias con alumnos y profesores. La escuela está creada en torno a think-tanks que están en constante investigación de temas relacionados con políticas públicas y temas sociales de primerísima actualidad.
Los puntos fuertes de una educación en la Kennedy School residen en la visión global de su enseñanza, y en hacer un ejercicio pleno en la diversidad de sus alumnos y profesores. Son muy rigurosos en la selección de sus alumnos, buscan personas que tengan un plan para mejorar su sociedad, sus países, y que tengan al mismo tiempo una determinación de hierro para llevarlos a cabo. Harvard se considera un mero instrumento para llevar a cabo las ideas y sueños de sus alumnos. Es un concepto de la educación muy diferente al de la universidad en España o en Europa. Se aprende para cambiar y mejorar la sociedad, con un objetivo y un reto claro.
Creaste una consultora especializada en proyectos para el sector público, “Link Growth”, ¿Qué podéis ofrecer en esta área?
La consultoría en el sector público es un gran reto. La administración pública española sigue unos procedimientos puramente administrativos y prioriza el bajo coste y la ejecución administrativa, a la calidad o la innovación. Nuestra consultora está especializada en temas muy disruptivos como la aplicación de metodologías de desarrollo económico desarrolladas en Harvard o la atracción de talento investigador a España.
La administración pública se encuentra muy encorsetada, muy reactiva y las formas de gestión no son lo que la sociedad actual demanda. Es necesario un giro en la estructura y la gestión de las administraciones públicas.
¿Puede el vino español competir a nivel internacional como vino de la más alta calidad?
El vino español puede competir en calidad al más alto nivel; pero para posicionarse en los mercados internacionales eso no es suficiente. El desarrollo de marca, el posicionamiento, y el marketing en general es la gran asignatura pendiente del vino de calidad y de muchos productos españoles. España, siendo uno de los grandes productores mundiales, sigue vendiendo el 90% de su vino a granel, a precios que rondan el euro por litro. Es una industria infrautilizada que lleva mucho tiempo dedicándose a ser proveedor de bajo coste de las industrias de alcohol europeas.
Mi experiencia en el mercado internacional del vino es que el vino español se asocia directamente a vino de bajo coste, independientemente de la calidad. Hay que defender la calidad y el precio de los productos, así como invertir y controlar las redes de distribución internacional.
El desarrollo de marca, el posicionamiento, y el marketing en general es la gran asignatura pendiente del vino de calidad y de muchos productos españoles.
Hay zonas vinícolas que lo están haciendo muy bien, como Priorato o Jumilla, desarrollando marcas y vinos diferentes, y lanzándose a conquistar mercados internacionales como primer paso. El mayor potencial en España reside en el mayor viñedo del mundo: Castilla-La Mancha, que está haciendo un esfuerzo de transformación muy importante. Ya existen en Castilla-La Mancha más hectáreas de viñedo de altísima calidad que en la Rioja y Ribera juntos. Ahora hay que invertir en el posicionamiento y la distribución. Es el gran gigante dormido que va a dar que hablar en todo el mundo muy pronto.
¿Cómo crees que quedará la economía tras el COVID-19? ¿Qué impacto tendrá el Fondo de Reconstrucción Europeo? ¿Se hará un buen uso del mismo?
La economía española es poco competitiva. Si miramos los índices de complejidad de Harvard, España pierde posiciones todos los años. Básicamente, los sectores más representativos de la economía española siguen siendo los de siempre: turismo, automoción y la construcción. Antes de la pandemia, España acababa de recuperar el nivel económico del año 2008, después de 10 años de políticas de reducción de gasto y de austeridad, y sin afrontar un cambio económico real. Es decir, seguimos haciendo lo mismo con precios más bajos y por lo tanto con sueldos más bajos.
La economía española va a tardar varios años en recuperarse, mientras la brecha con las economías más prósperas aumenta; incluso las economías del Este de Europa tienen modelos productivos que les están permitiendo alcanzar niveles de riqueza superiores a España.
Los tan aireados Fondos Europeos de “Transformación Europea” no están lo suficientemente orientados para llevar a cabo una transformación real de la economía. Además, no existe un plan de transformación real que apueste por sectores punteros; es un plan de gasto dirigido a las energías renovables, a la modernización de viviendas, y a la digitalización.
España necesita desarrollar nuevas industrias en sectores competitivos como el sector médico, farmacéutico, electrónico, hasta alcanzar el 10% del PIB. Es seguir el ejemplo de Israel que con sectores punteros y priorizando el I+D, ha sido capaz de generar riqueza para el todo el país. La renta per cápita de Israel está en torno a los 42.000US$ y creciendo, en España es de 28.400 US$.
España necesita desarrollar nuevas industrias en sectores competitivos como el sector médico, farmacéutico, electrónico, hasta alcanzar el 10% del PIB.
Otra tarea pendiente es desarrollar una política de inversión en I+D. Para ello es necesario incentivar el retorno de investigadores españoles e internacionales que buscan oportunidades profesionales del más alto nivel. Tenemos que tener claro que la mejor inversión que un país como España puede hacer es dedicar todos los recursos que sean necesarios para hacer de España un país puntero en ciencia e investigación. No se debe concebir como un gasto, si no como la más rentable de las inversiones. Además de fomentar el talento real, es necesario un Plan de Infraestructuras del Conocimiento, invirtiendo en centros tecnológicos y universidades de primer orden mundial. España puede liderar en muchos campos de la ciencia, pero no tenemos dirigentes públicos de nivel para poder llevar a cabo dicha transformación.